Aunque el gas de ClO2, huele mucho a cloro, no hay que confundirlo con cloro común de la lejía. El Clo2 se usa como desinfectante de agua desde hace más de 100 años.
De hecho en Australia se añaden .5 mg por litro al agua potable de las redes que abastecen a los ciudadanos. Esta sustancia no se combina con otros elementos ni produce THM (trihalometanos) por lo que no es ni peligroso ni cancerígeno)
Durante estos 100 años, el dióxido de cloro ha demostrado ser un agente totalmente seguro. Y no fue reemplazado durante este largo periodo por otro desinfectante porque no se ha encontrado ninguno más adecuado.
Aunque no existe toxicidad cuando se ingiere, se aplica sobre la piel, se utiliza en enemas, en baños, etc., sí genera toxicidad al ser inhalado, ya que puede causar, teóricamente, el efecto de originar metahemoglobina, oxidando el Fe3 y convirtiéndolo en Fe2. En caso de intoxicación pulmonar, su antídoto sencillamente es la vitamina C, jugo de naranja o el bicarbonato sódico.
Sabemos que pueden surgir más dudas, por eso mismo recomendamos leer la página 38 del libro "CDS; La salud es posible" del Autor Andreas Kalcker que junto con sus investigadores han hecho un excelente trabajo documentando estas increíbles soluciones y testimonios.